Rosa Menkman: Xilitla - Glitch
Rosa Menkman se propuso una particular aventura: entrar en un oasis en el desierto de San Luis Potosí, en el norte mexicano. Y descubrir por enésima vez Xilitla. Y la ruta de exploración es una que de arqueológica no tiene nada: se basa en el presente y sus posibilidades. "Soy una artista y teórica neerlandesa", dice Menkman, quien lleva a cabo una residencia de dos meses en el país azteca y cuyo trabajo se concentra en las imperfecciones en medios análogos como digitales, que se explotan con fines estéticos, “para generar artefactos visuales y sonoros”. “Debido a que los resultados finales se basan en cosas que la gente normalmente ignora o evita contemplar, las obras son a menudo sorpresivas en sus efectos, evocan una cierta reacción. Mi meta es que la gente reflexione, que mire mejor, que abra sus ojos a las tecnologías y no las vea como una especie de caja negraa la que es imposible acceder o que no se puede entender."
Menkman cuenta que "Xilitla fue un lugar que encontré en el camino de búsqueda de otras cosas. Me encontraba en el Centro de las Artes de San Luis Potosí, que tiene unos cinco años de antigüedad y que antes era una suerte de prisión panóptica perfecta."
Este parque escultórico se ubica en un oasis en el desierto potosino. El que fuera territorio de las esculturas, intervenciones en el paisaje y construcciones inconclusas dejan testimonio de la presencia del surrealista británico Edward James desde la década de 1950, se volvió centro de una obra que intenta explorar tanto en los lenguajes de las nuevas tecnologías como en la propia naturaleza enigmática del lugar: "Xilitla es un lugar bien complejo en el que diferentes narrativas chocan entre sí: ficción y realidad es la mejor manera de visualizarlo. Esto me hizo repensar mi obra, planteándome que es el hecho de que exista una llave lo que hace de la realidad una prisión, una oposición que confirma el status quo. No me gustaría pensar en dispositivos que son complementarios el uno del otro, sino en un mundo en el que todo existe al mismo tiempo, donde una cosa se traslapa sobre la otra."
"No tuve tiempo suficiente de mostrar mi trabajo a la gente de Xilitla, ya que estuve ahí sólo de visita. Mostré el trabajo durante mi presentación en el Centro. Creo que sorprendí a algunas personas, ya que uno de los programadores de computadoras del Centro incluso se emocionó durante la presentación diciendo: Nunca había visto o imaginado algo así."
"No tuve tiempo suficiente de mostrar mi trabajo a la gente de Xilitla, ya que estuve ahí sólo de visita. Mostré el trabajo durante mi presentación en el Centro. Creo que sorprendí a algunas personas, ya que uno de los programadores de computadoras del Centro incluso se emocionó durante la presentación diciendo: Nunca había visto o imaginado algo así."
Y es que el trabajo de Menkman se basa en el error y su estética propia "La primera vez que trabajé con tecnología tenía miedo de ella. Tenía miedo de hacer algo equivocado o de romper algo. Mi respuesta natural era presionarme a mí misma. Ahora trabajo dentro, afuera y entre las tecnologías, lenguajes y convenciones. Superé' muchas de mis barreras, impuestas por la cultura y por mí misma“, continúa la artista.
La artista, que trabaja con imagen y sonido electrónicas y quien espera que el volumen de su pieza no asuste al público, dice que en México vivió un tiempo en el que todo era seguro e inseguro a la vez, en una permanente indefinición: "Ir a México fue similar a cruzar una frontera. Cuando me subí al avión en París sentí por primera vez en mucho tiempo algo desconocido e inquietante. Tuve miedo. Y durante mi residencia hubo varios momentos en los que tuve esa misma sensación, tratando de hablar un nuevo idioma (español y Javascript), mirar a alguien a los ojos (en la calle a veces se necesita para producir una imagen de autoridad), tomar el bus y viajar por diez horas a solas, al otro lado del Estado en Xilitla, donde encontré un bosque tropical en el que caminé por todo el día, encontrando al jardín surrealista de esculturas más bello que he visto en mi vida."
Las películas y la exposición son de entrada liberada, mientras que la presentación de Sonido Changorama y el filme de Eisenstein cuestan 7 euros y 5 para estudiantes, desempleados, jubilados y escolares.
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